jueves, 2 de junio de 2011

AVATAR


La resistencia indígena ¿ficción o realidad?

Está sobre-entendido, que toda expresión artística, en este caso una producción cinematográfica, pretende presentar una historia inventada, es decir, una espectacular “ficción”; y está claro también, que toda película es presentada siempre, como un sano entretenimiento. Pero siempre emerge el súper valor agregado, que es el entendimiento o la interpretación. Y esto último, nos corresponde a los espectadores del buen arte.

“Avatar” es el nombre de una de las súper producciones cinematográficas de James Cameron, contextualizada en el año 2154. Narra una “ficción” que se desarrolla en Pandora, una luna del planeta Polifemo habitada por una raza humanoide llamada na'vi, con la que los humanos se encuentran en conflicto, dado que una de estas comunidades nativas humanoides, se encuentra asentada alrededor de un gigantesco árbol de culto, que cubre una inmensa veta de un mineral muy cotizado para los seres humanos, y que supondría la solución a los problemas energéticos de la Tierra: el unobtainium.

Jake Sully, el protagonista principal, resulta ser un marine que quedó parapléjico, y es seleccionado para participar en el programa Avatar; un proyecto que transporta la mente de los científicos a unos cuerpos artificiales de na'vi para que así la comunicación con los nativos resulte más sencilla, y se logre un completo estudio o espionaje de estos, para luego, desalojarlos o aniquilarlos, y poder explotar el valioso mineral.

A pesar del aparente fin científico del proyecto, el coronel Quaritch, quien dirige la defensa de la base humana en Pandora, convence a Jake para que le proporcione información sobre los nativos para que en caso de que fuera necesario recurrir a la fuerza. En un principio, Jake cumple profesionalmente su misión, pero se enamora de Neytiri, una de las nativas, y se involucra demasiado con la forma de vida de esta comunidad, que tiene como principios místicos y espirituales, el respeto y culto a la naturaleza.

Jake constata que ésta comunidad jamás renunciará a sus tierras, y que un enfrentamiento bélico desigual, se va a desatar de todas maneras. La historia llega al clímax, cuando se inicia la guerra entre nativos, es decir los habitantes netos de dicha luna, y por lo tanto, los dueños naturales de dichas tierras, contra los invasores terrestres, que son vistos como demonios o perturbadores del orden natural.

Avatar, despliega temas en varios niveles. Trata desde la fabula ecológica, el mito del héroe o Mesías, místicas panteístas, hasta el crecimiento irracional del imperialismo, y la biodiversidad. Entre otros elementos de inspiración, Cameron ha señalado que ha sido la influencia del anime japonés, lo que lo llevó a plasmar uno de los  films más visionarios de la historia del cine, y aunque no logró obtener un oscar por ser la mejor película o tener el mejor guión, si logró ser reconocida como la mejor, técnicamente realizada, y por haber llevado al cine, a dar el gran salto, en el uso de los efectos especiales en tres dimensiones. Por estas razones, logró ganar tres premios Oscar, por la mejor fotografía, mejor dirección de arte, y mejores efectos especiales

Entre otros méritos, la película ha recaudado, unos mil millones de dólares, en tan solo 17 días después de su estreno, el pasado 18 de diciembre 2009. Con esta taquilla, Avatar se convirtió en la segunda película, en la historia del cine mundial, en lograr recaudar esta cantidad, en tan poco tiempo. Pero a las seis semanas del estreno, Avatar recaudó más de dos mil millones de dólares, mérito económico, con el que se convirtió en la película más taquillera de la historia del cine mundial, hasta el día de hoy.

Este éxito cinematográfico mundial, ha provocado también, un conjunto de reacciones políticas y religiosas, como aquella de la organización “Comunistas de San Petersburgo” que difundió un comunicado, en el que exigían a la fiscalía rusa, que dictara una orden de captura contra el cineasta James Cameron, por haberse apropiado de un grupo de ideas de la ciencia ficción soviética. Además, argumentaban que la película formaba parte de un plan organizado por la administración presidencial Barack Obama, para mejorar la imagen de EE.UU. en cuestiones medioambientales, desprestigiada por George W.Bush.

 
Por su lado, algunos medios de comunicación del Vaticano, acusaron a la película de promover el culto a la naturaleza como sustituto de la religión. El periódico “El Observador Romano” calificó al filme como «una superficial parábola antiimperialista y antimilitarista que no tiene verdaderas emociones humanas» y dijo que «está inundado de un espiritualismo vinculado al culto a la naturaleza». Radio Vaticano, afirmó que «ingeniosamente le guiña un ojo a todas esas seudo-doctrinas que convierten la ecología en la religión del milenio»

En la China, el gobierno ordenó la retirada de Avatar de las salas de exhibición porque acaparaba gran parte del mercado, y su trama podría incitar a la revolución y a la violencia. Hicieron referencia a personas que habían sufrido brutales desahucios a manos de constructoras y a que esto podría identificarse con la situación que sufren los na'vi en la película, incitándoles a luchar y proteger sus hogares.


¿Cómo es posible que una simple “ficción” cinematográfica levante agudas reacciones?, ¿O es que acaso, el tema de fondo que toca la película, la destrucción de la naturaleza y el atropello de la cultura de etnias ancestrales, incomoda a alguna gente aferrada al poder político, económico y hasta religioso?

No es nuevo, el hecho que los cineastas hayan tocado temas cruciales, para garantizar el interés del público y la taquilla. Tampoco es nuevo el hecho que los creadores del sétimo arte tienen una gran capacidad para realizar sus películas con maestría y talento. En el caso de Avatar, obviamente, los realizadores presentan una ficción muy atractiva. La historia de una comunidad de seres humanoides, habitantes de Pandora, que viven dedicados al culto y respeto de la naturaleza. Esta invasión, así como los personajes, y la tecnología que permite ingresar a la mente de los cuerpos clonados, es lo que conocemos como ciencia ficción.


Pero sin embargo, los temas que propone la película, son temas de palpitante actualidad y que nos tocan a todos de alguna manera. No es ficción, el hecho que las transnacionales más poderosas del mundo, estén obsesionadas con explotar todos los recursos energéticos posibles, poniendo incluso en riesgo a la propia naturaleza. Tampoco es ficción, la invasión militar que suelen protagonizar algunos estados del planeta, cuando quieren apoderarse de riquezas naturales y quieren dominar a otras culturas.

También es toda una realidad, la existencia milenaria de diversas culturas en el mundo, que han respetado y aún respetan a la madre naturaleza, como suprema deidad. Esta realidad mística, es muy cercana a nosotros los peruanos, quienes somos herederos de una religiosidad panteísta, que considera a Dios, presente en la naturaleza. No es ficción, el hecho que nuestros ancestros amazónicos, consideren que todas las plantas, animales y hasta minerales, poseen una madre espiritual que las sustenta.
Y esta, nuestra cosmovisión panteísta ancestral, resulta ser sabiamente ecologista, y recobra cada vez mayor valor e importancia, porque a la larga, ha demostrado ser la actitud más sensata y espiritual del mundo. Ahora más que nunca, es una necesidad de vital importancia, ser respetuosos del orden natural, si queremos realmente sobrevivir.

Esta “ficción” propuesta por la película Avatar, trae a nuestra memoria también, el tema real y candente de los sucesos violentos en Bagua - Perú, en junio del año 2009, cuando el respeto a los derechos de las comunidades nativas, ha sido el elemento que jamás se ha tenido en cuenta, y se ha producido uno de los atropellos más canallas contra la naturaleza y el ser humano autóctono. Queda claro en este caso, que el objetivo del gobierno peruano, es y será la explotación de los recursos naturales de esta zona geográfica, se oponga quien se oponga.

Otro hecho nada ficticio, sino más real que nunca, es el llamamiento a James Cameron, hecho por la Organización de Derechos Indígenas: Survival International, en nombre del pueblo Dongria Kondh de Orissa de la India, a través de un anuncio publicado en la revista Variety, en el que se pide ayuda al creador de Avatar, porque la situación por la que están pasando estas personas, es casi igual, a la de la comunidad humanoide de la película.

Se trata de un pueblo hindú de verdad, que está luchando para defender sus tierras contra la minera británica Vedanta Resources, empeñada en destruir la montaña sagrada de la comunidad, para explotar bauxita, mineral del que se obtiene el aluminio. Los Dongria y otros pueblos nativos, están en resistencia, aunque todo parece indicar, que otra vez, se cometerá un atropello más contra la sacralidad de la naturaleza.             

A diferencia de la ficción Avatar, en la que la resistencia indígena logra vencer a la invasión terrestre y expulsa a los seres humanos enemigos de Pandora, en la historia real de los pueblos, tanto de la India como de Bagua, por citar solo dos ejemplos, el atropello se ha concretado, y la explotación irracional de la naturaleza también continúa, salvo que los últimos cambios meteorológicos, o los cada vez más consecutivos sismos, lo impidan.

Por el lado de las transnacionales o corporaciones, nada puede frenar su desarrollo económico, mucho menos la propia naturaleza, que no tiene ni voz ni voto. En cambio para nuestra tradición amazónica, y desde la perspectiva de nuestra cosmovisión ancestral, la naturaleza si tiene voz, tiene voto, y tiene toda la autoridad y el poder natural, para poner freno a esta diabólica campaña de destrucción del planeta. Esperamos presenciar el desenlace final y armonioso de nuestra historia real, y que la madre naturaleza, nos siga abrigando en su seno.

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